Desde finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, el gobierno de México se ha caracterizado por tomar una postura pasiva respecto al desarrollo de la industria, basando sus decisiones en el libre mercado, en el que el gobierno se enfoca en la desregulación, apertura comercial y estabilización de precios. En contraste, otros países han implementado con éxito políticas de industrialización o reindustrialización. Por ejemplo países asiáticos como Corea y Taiwán, que mediante planes con visión de largo plazo y estímulos para sectores selectivos basados en resultados, han logrado posicionarse en la economía global. Dichos ejemplos, sumados a la automatización, la disminución de la brecha salarial con países de mano de obra barata y la nueva influencia de la Investigación y Desarrollo (I&D) en la localización de bienes de alto valor agregado, han provocado una nueva ola de interés por la Política Industrial (PI) en el mundo. Una definición clara de PI, es la establecida por los economistas Howard Pack y Kamal Saggi: cualquier tipo de intervención selectiva o política gubernamental que pretende alterar la estructura de la producción hacia sectores de los que se esperan mejores perspectivas de crecimiento económico que no ocurrirían en la ausencia de esa intervención en el equilibrio de mercado. En otras palabras, la PI traza objetivos claros para sectores y regiones específicas a través de intervenciones activas del gobierno en el sector productivo. Estas intervenciones, que se limitaban a la atracción de Inversión Extranjera Directa (IED) mediante la oferta de bajos costos de mano de obra y fuertes incentivos fiscales, han resurgido internacionalmente como Políticas Industriales de segunda generación, las cuales se enfocan en la innovación tecnológica de los sectores, dan mayor importancia a la articulación y desarrollo de MiPymes, integran al sector privado en un rol central y tienden a diseñarse de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. Para la zona metropolitana de La Laguna (ZML) esta última característica toma importancia por las particularidades de su región y estructura económica. De acuerdo a los censos económicos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en la ZML la Industria manufacturera aporta 72% de la producción bruta total, 56% del valor agregado y 28% del empleo, mientras a nivel nacional estas participaciones son de 48%, 29%, y 23%, respectivamente. Otra característica de nuestra industria es la diversidad de sectores económicos que la conforman. De 21 subsectores industriales registrados en México de acuerdo al Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte (SCIAN), 19 se encuentran en La Laguna y 5 de ellos concentran más del 80% de la producción bruta y el valor agregado manufacturero, así como 70% del empleo en la manufactura. Estos subsectores son: Industria alimentaria, Fabricación de prendas de vestir, Industrias metálicas básicas, Fabricación de maquinaria y equipo y Fabricación de equipo de transporte. Esto contrasta con otras zonas metropolitanas de México e incluso del Estado de Coahuila: en Saltillo más del 80% de la producción proviene de la Industria manufacturera, principalmente del subsector de Fabricación de Equipo de Transporte. Dicha situación no es negativa, pero deja claro la importancia de involucrarse en el diseño de políticas regionales hechas a la medida. Para lograr dicho objetivo la labor de los gobiernos locales será escuchar las demandas de la iniciativa privada y gestionar el diseño y la implementación de las políticas a nivel estatal y federal desde un enfoque tecnológico e innovador que permita a la industria escalar en la cadena de valor.
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