Durante las últimas semanas, diversos organismos nacionales e internacionales, públicos y privados, han revisado sus perspectivas económicas del próximo 2025 para las principales economías emergentes, incluido México. México ha experimentado un crecimiento económico moderado en los últimos años, y las previsiones apuntan a que en 2025 podría continuar con una tasa de crecimiento por debajo de lo esperado por las autoridades federales. La desaceleración global, especialmente en las economías avanzadas, podría afectar las exportaciones mexicanas y reducir las inversiones extranjeras. En los últimos 2 años, las principales economías del mundo lograron adaptarse a elevadas restricciones monetarias implementadas por la mayoría de los bancos centrales. Durante 2024, estas condiciones se han flexibilizado en la mayoría de los países, proporcionando mayor holgura en las tasas de interés. Este comportamiento se explica por la desaceleración de la inflación global, impulsada por menores presiones en los precios de las mercancías. Sin embargo, los precios de los servicios mantienen una elevada rigidez. De acuerdo con la información que se ha dado a conocer hasta el momento y las proyecciones que se tienen para el último trimestre de 2024, tanto la economía de Estados Unidos, como la de México presentarán un menor crecimiento respecto al observado en 2023. Si bien, el mercado laboral de ambos conserva señales de que se encuentra ajustado, recientemente ha dado indicios de una ligera holgura. Durante 2024, se registraron significativos periodos de desaceleración de la economía mexicana, en donde sectores clave como la construcción y las industrias manufactureras presentaron un menor dinamismo con respecto al año previo. Aunque, en el tercer trimestre del año, el PIB de México presentó un crecimiento del 1.1%, con cifras ajustadas por estacionalidad. Este resultado, implicó el mayor avance desde el cuarto trimestre de 2022, hilando 12 trimestres consecutivos de crecimiento. En ese periodo, el consumo mantuvo una tendencia estable, principalmente el componente de bienes importados. Mientras que, la inversión fija bruta, desde la segunda mitad de 2024, presentó señales de ralentización, principalmente por un menor impulso del sector de la construcción (pública y privada). En cuanto a la demanda externa, las exportaciones crecieron 3.17% de enero a septiembre. Hacia el cierre de 2024, se estima que el crecimiento de la actividad económica en México mantenga un buen desempeño, impulsado por el comportamiento del mercado interno, el cual continuará beneficiándose del aumento del empleo y los efectos permanentes del gasto en infraestructura y protección social. Si bien se espera un menor dinamismo del sector externo con respecto a 2023, los sectores con mayor integración comercial con Estados Unidos podrían verse beneficiados por el impulso que han tenido la inversión extranjera y la manufactura. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) mantuvo sin cambio sus perspectivas de crecimiento económico para México, de 1.4% en 2024 y 1.2% en 2025; para 2026, el estimado apunta a un nivel de 1.6%. Si bien estas previsiones son moderadas, el crecimiento es sostenido. Mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) estima que la economía de México se ha ralentizado, al pronosticar ahora un crecimiento del 1.5% para 2024, siete décimas por debajo del 2.2% que calculaba en sus previsiones del mes de julio pasado. Estas mismas previsiones también reducen el crecimiento del PIB. Grupo Financiero Monex proyecta un incremento del PIB de 1.5% para 2024 y de 1.0% para 2025, derivado de una desaceleración del consumo interno y de la inversión, una reducción del gasto público y estabilidad de las exportaciones. Respecto a las tasas de interés, se espera que el Banco de México continúe con el proceso de flexibilización a la política restrictiva que mantuvo gran parte de 2023 y comenzó a ceder en el primer trimestre de 2024, siguiendo con el recorte a su tasa de interés objetivo, al ubicarla alrededor de 8% para finales de 2025. Esto no descarta que pausas en los recortes, pues persisten los riesgos inflacionarios y la posibilidad de que la Reserva Federal (FED) relaje su ciclo restrictivo. Hacia 2025, la estimación de crecimiento considera un crecimiento sostenido de la demanda interna, donde el empleo y la economía familiar tendrán una contribución importante al crecimiento nacional. Además, las nuevas tendencias globales de tecnología e intercambio comercial, aunado a los nuevos encadenamientos productivos generados por la relocalización de empresas, permitirán posicionar a México en la cadena de proveeduría global, beneficiando tanto a sectores tradicionalmente integrados con Estados Unidos, como a nuevos sectores que se desarrollen bajo el nuevo paradigma.
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